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lunes, 2 de junio de 2008



La globalización económica como medio de conexión cultural y social entre las comunidades, genera la posibilidad de COMPETIR, aunque más que la posibilidad, lo concibe como el requisito primordial para alcanzar los éxitos propios que las sociedades modernas debieran a optar. Un “buen” automóvil, una “linda” casa, una “fina” mascota, ya no se consideran lujos, sino mas bien son el objetivo central, la meta final, la cúspide social que debieran seguir los sujetos considerados exitosos.
La globalización no se caracteriza principalmente por la diferenciación de las sociedades, por lo tanto todas y cada una de las personas que la componen necesariamente deben dirigir su futuro, su esfuerzo, su dinero a la búsqueda del requisito central, que llevará a la consideración de un pasar exitoso, “un hombre moderno”.
La educación actúa como el mecanismo de concientización hacia los “pequeños” sujetos o más bien “usuarios” de la oportunidad de educarse en un contexto global, moderno, cuyo objetivo es crear, construir sujetos exitosos y respetados, la oportunidad de ser “hombres modernos”.
Prefiero considerar la educación como un derecho y no una oportunidad, prefiero ser libre que exitoso, prefiero ser querido que respetado, prefiero ser anticuado que moderno. Considero la educación como el proceso de liberación personal, familiar, grupal, social que genere en mí ser y en nosotros la necesidad de reflexionar, de criticar y de construir sociedades con hombres y mujeres felices, quizás pobres, pero felices.

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